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Reflexiones sobre identidad y diversidad en el Mes de la Herencia Hispana (parte 1)

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Capítulo 1

Esta es la primera publicación de una serie de blogs sobre el Mes de la Herencia Hispana

Hoy comienza el Mes de la Herencia Hispana, una oportunidad para celebrar las historias, las culturas y las contribuciones de los estadounidenses cuyos ancestros vinieron de México, el Caribe, América Central, América del Sur y España.

Todos nosotros —latinos/as o no— tenemos historias que deben contarse para poder comprendernos mejor entre todos. Y la pandemia de COVID-19 solo parece haber complicado la situación. Por eso, estoy celebrando el Mes de la Herencia Hispana con ustedes contándoles sin reservas la historia de mi recorrido hacia mi identidad. Es importante compartir esta historia para ilustrar la naturaleza dinámica de la identidad personal y social y cómo esto puede ayudarlos a crecer profesionalmente y en otras áreas. En cuanto a mí, creo que trasferir a la profesión todo lo que nos representa como personas nos ayuda a ser mejores en lo que hacemos. En mi caso, me permite ser mejor estadístico, mentor y líder. 

Mi recorrido para descubrir mi identidad transcurrió en distintos períodos; por esta razón, voy a dedicar un blog separado a cada uno de ellos. Este es el primer artículo de mi blog. Entonces, ¡comencemos! 

Bueno, voy a empezar mi recorrido con una historia de cuando tenía alrededor de 4 años; les prometo que más adelante verán su importancia. Nací y me crie en la zona oeste de San Antonio, Texas, apenas al sur del lago Woodlawn. Los primeros años de mi vida los pasé bajo el cuidado de mi abuela materna, mi abuelita. Ella se encargaba de cuidar a sus nietos mientras mis padres trabajaban en la Base de la Fuerza Aérea Kelly, el mayor empleador de la ciudad en esos momentos. 

Image of cactus

Desde muy pequeño, me dieron mucha libertad para jugar en nuestro patio árido. Enclavado en una esquina, había un intrigante jardín de cactus nativos de diferentes variedades: nopales, agaves y otros. Ese jardín y los nopales, en particular, me fascinaban. Cuando mi abuela vigilaba lo que yo estaba haciendo durante el día, a menudo me encontraba en el jardín, curioseando los misterios allí encerrados, muy a pesar de sus advertencias de que me mantuviera lejos de allí. 

Un día, mientras me encontraba solo en el patio, usé un palito para cortar una de las areolas de un nopal. La llevé hasta el cobertizo para explorarla en profundidad. Agachado en el cobertizo, mientras estaba en cuclillas sobre ella, clavándole el palito, escuché que la puerta de tela metálica se cerró de golpe detrás de mí. Me di vuelta y vi a mi abuela saliendo a colgar la ropa lavada en el tendedero cercano.

Para evitar que me viera, rápidamente pensé en un plan astuto. Giré, todavía en cuclillas, y clavé el palito en el suelo frente a mí. Simulé estar interesado en la tierra, con la esperanza de que el cuerpo me sirviera de escudo para ocultar mi espécimen botánico. Recuerdo que me sentí contento y aliviado cuando vi que ya empezaba a haber ropa colgada en la soga, porque eso significaba que mi plan estaba funcionando.

Lamentablemente, la suerte no me acompañó. En medio de mi entusiasmo, perdí el equilibrio y me caí hacia atrás, justo encima de la areola del nopal llena de espinas. Di un grito que se escuchó en todo el vecindario y mi abuela corrió hacia mí. Entre lágrimas, yo esperaba ver compasión y piedad. En lugar de eso, me sorprendió ser objeto de disfrute y carcajadas. Lo cierto es que mi abuela siguió riéndose hasta que me sacó la última espina de mis nalguitas... aunque todos los que hayan sido víctima de un nopal saben muy bien que uno nunca se libra de todas ellas.

Después de esa experiencia traumática, podrían pensar que aprendí la lección... y así fue.  ¡Fui mucho más cuidadoso la próxima vez! Los nopales eran demasiado interesantes como para que yo suspendiera mi investigación independiente.  

Esa tenacidad para dedicarme a mis intereses, a expensas de un poquito de dolor, es algo que aprendí desde pequeño y que mantengo hasta hoy. Y esto se conecta con el recorrido sobre el que les voy a contar a lo largo de este mes: mi búsqueda de identidad étnica que se relaciona con los términos hispano, latino, latinx, mexicanoamericano, chicano, mestizo, la Raza... Es un recorrido en el cual he abarcado más de medio siglo y que continúa hoy día, porque, en realidad, esas búsquedas nunca terminan. 

En el próximo capítulo de mi descubrimiento étnico se entretejerán la Revolución mexicana, monjas irlandesas y la finca de Brackenridge en San Antonio. Me entusiasma la idea de compartirlo con ustedes. Quédense, ¡no se vayan!

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Page Last Revised - June 14, 2023
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